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“La rebeldía me ha ayudado a hacer cosas que si hubiese sido obediente no hubiera hecho”.

Nuria Salán es la Presidenta de la Catalan Society of Technology y Coordinadora del Gender Programm de la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC). Es Doctora en Ciencia de Materiales e Ingeniería Metalúrgica, también por la UPC. Actualmente también es subdirectora de Promoción Institucional en la UPC, donde también es profesora y coordinadora del Proyecto Investigación e Innovación en Metodologías de Enseñanza (RIMA por sus siglas en catalán) junto con el otro programa anteriormente mencionado. Salán combina sus ocupaciones con la de Manager en la asociación comunitaria ASAMMET, una asociación vinculada con la ciencia y la tecnología de la metalurgia como punto de encuentro para establecer vínculos entre la academia, la I + D y los ámbitos industriales, en Cataluña.

Entrevistamos a Nuria Salán para conocer su opinión sobre todo lo que envuelve al mundo STEM.

Las chicas que forman parte del sector STEM solo representan un 35% del alumnado matriculado. ¿Dónde crees que se halla el problema de esta cifra?

Hay una falta de referentes femeninos. Científicas nos salen pocas y con perfiles particulares. Marie Curie es importantísima, pero tiene un perfil altísimo. Una niña con un perfil normal se siente tan lejos del perfil Marie Curie que se asusta y acaba desistiendo. La falta de modelos de mujeres inventoras y referentes en los primeros años de formación es uno de los motivos de esta desigualdad.

En cuanto a las actividades extraescolares que se llevan a cabo, ¿crees que son el eje que podría propiciar un cambio hacia una sociedad más igualitaria?

Normalmente los niños y las niñas se toman las extraescolares con el punto de actividad lúdica. Como defiende María Montessori “Si consigues que crean que están jugando en realidad están aprendiendo”. Actividades extraescolares del ámbito científico existen pocas por la falta de infraestructuras y materiales. En las actividades TIC las niñas generalmente tienen la sensación de pérdida de tiempo después de unas horas jugando; son más prácticas. Si en los talleres de juego incorporásemos un compromiso social, es decir, diseñar un juego para resolver un problema concreto, las niñas se volcarían. Si es jugar por jugar, los niños se suman, pero las niñas pierden el interés.

“Llevamos tantos años con una ofensiva para rescatar modelos y referentes que ahora es bastante habitual que un niño o una niña identifique un nombre más allá de Marie Curie.”

Sobre las barreras y los obstáculos a lo largo de tu carrera, ¿con cuáles te has encontrado?

Yo me dediqué a la metalurgia y el obstáculo era no hacer caso a las personas que me decían que yo esto no lo podía hacer. No porque yo no fuera capaz sino porque creían que este ámbito no era para mí. He de reconocer que yo no he hecho caso y he tirado para delante. Animo a la posibilidad de dejar de ser obedientes para no perder oportunidades. La rebeldía me ha ayudado a hacer cosas que si hubiese sido obediente no hubiera hecho.

¿Qué opinó tu entorno cuando supo que querías dedicarte a un sector que normalmente ha sido considerado para hombres?

Mi padre dijo: “¿No había nada más?”. Yo era muy movida y charlatana y mis maestras siempre me decían: “Salán no haremos nada contigo, pero eres lista”. La inquietud y la curiosidad no estaba muy bien vista en esos tiempos y sobre todo en las niñas. Cuando plantee que quería hacer estudios de ciencias mis padres me preguntaban porque no quería hacer medicina o enfermería. No era porque pensasen que no era capaz sino por qué la medicina y la enfermería eran perfiles conocidos mientras que el perfil de científica era totalmente desconocido para ellos. Ahora mi padre es mi fan número uno.

De cara al futuro, ¿Cuál crees que será la presencia de las mujeres en carreras STEM?

Llevamos tantos años con una ofensiva para rescatar modelos y referentes que ahora es bastante habitual que un niño o una niña identifique un nombre más allá de Marie Curie.

Encontramos iniciativas como la de Casio, que ha sacado una línea de calculadoras con la imagen de una mujer y su nombre en la carátula. Esta es una vía para que los niños y niñas puedan interiorizar referentes. También existe una bibliografía con historias de mujeres que habían estado desaparecidas. A mí me fascina el libro de Supermujeres, Superinventoras: ideas brillantes que transformaron nuestra vida de Sandra Uve; tiene más de 90 nombres de mujeres con sus inventos y sus patentes. A más, Fibracat TV se dedica a compartir contenido exclusivamente ligado a mujeres y tecnología.

Ahora tenemos muchísimos recursos que, si tenemos interés, están a nuestro alcance. Todo puede generar un caldo de cultivo para que las generaciones que ahora se están formando puedan tener modelos y referentes de ambos sexos. Con esto se puede llegar a conseguir que en algún momento una niña decida libremente si quiere dedicarse o no a la ciencia o a la tecnología desde el conocimiento. Hasta ahora no se escogían algunos itinerarios por desconocimiento.

 ¿Qué consejo le darías a las mujeres que se inician o quieren iniciarse en el sector STEM?

Que no haga caso a nadie más allá de sus instintos. Tuve un modelo de una señora de letras que me dio un consejo que siempre comparto: A lo largo de toda tu vida con la única persona con la que vas a vivir siempre es contigo. Las mujeres hemos tendido a sobreponer las necesidades de nuestro entorno por delante de las nuestras. Tenemos que ser más egoístas y querernos más.

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