Resumen del artículo: Cuando el sexo sí importa: la cognición espacial
Autora: Victoria D. Chamizo
Revista: Encuentros Multidisciplinares, 71, 1-9 (2022)
Filiación de la autora: Catedrática del Departamento de Cognición, Desarrollo y Psicología de la Educación, Facultad de Psicología, Universitat de Barcelona e Instituto de Neurociencias, Universitat de Barcelona.
* Este artículo se puede descargar integramente en: http://www.encuentros-multidisciplinares.org/
Resulta sorprendente la Conferencia TED de Sheryl Sorby de 2014 titulada “Reclutamiento de mujeres para la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas” (https://www.youtube.com/watch?v=cJZIhl28HFI). Sorby explica, con gran franqueza, su paso como alumna brillante por las distintas etapas de su formación. ¡Hasta que entró en la universidad y se matriculó en una ingeniería!
Entonces, por primera vez en su vida, tuvo problemas importantes con una determinada asignatura de dibujo. Con esfuerzo, pudo superar su problema. La historia de Sheryl Sorby, actualmente catedrática emérita de la Universidad del Estado de Ohio (USA), es ejemplar, lo que hace que su testimonio sea especialmente valioso. Esta investigadora ha dedicado gran parte de su vida profesional a desarrollar y poner a prueba material didáctico con la finalidad de ayudar a los estudiantes a desarrollar habilidades espaciales, especialmente a las futuras ingenieras.
En la actualidad, múltiples investigaciones han puesto de manifiesto que el problema que tuvo Sorby afecta con mayor frecuencia a las mujeres que a los hombres y que es reversible si se utilizan las herramientas adecuadas. Por desgracia, incomprensiblemente, las habilidades espaciales no suelen enseñarse, formalmente, en ningún nivel del currículo escolar.
Una explicación que permita entender las diferencias de sexo/género en las habilidades espaciales
En una publicación reciente (2020) titulada El rompecabezas de las diferencias espaciales entre los sexos: Estado actual y requisitos previos para las soluciones, su autora, Nora Newcombe, enfatiza la maleabilidad de las habilidades espaciales (que pueden mejorar con la práctica), así como diferencias importantes en función de la tarea espacial específica y de variaciones culturales. Además, Newcombe afirma que los datos disponibles sugieren que estas diferencias, al menos en humanos, aumentan con la edad (normalmente en beneficio de los hombres), por lo que se trata de un patrón complejo que dificulta teorizar acerca de su causalidad.
¿Qué otras opiniones hay y qué nos aportan los estudios llevados a cabo con sujetos no humanos? Con sujetos no-humanos, la conclusión más ampliamente aceptada, se refiere al tamaño del territorio que se visita a lo largo de la vida, una hipótesis biológica. Esta hipótesis concuerda con el argumento de que las diferencias de sexo que se encuentran en muchas especies de mamíferos (incluida la especie humana) son el resultado de alguna forma de selección natural. Ambos sexos habrían desarrollado estrategias de búsqueda y de navegación diferentes debido a presiones selectivas del medio ambiente, que habrían dado lugar a habilidades espaciales distintas. Así, mientras que los machos parecen más propensos a emplear información geométrica para orientarse (como ángulos, puntos cardinales y distancias), las hembras tienden más a utilizar puntos de referencia (es decir, señales prominentes: un prado, un puente, un determinado saliente geográfico…).
En humanos, múltiples autores indican que la razón crítica podría consistir en que, durante mucho tiempo, nuestros antepasados practicaron una división del trabajo entre ambos sexos. Mientras que los hombres fundamentalmente se dedicaban a la caza, especialmente a la caza mayor (cubriendo por tanto un territorio extenso), las mujeres practicaban más la recolección –que ocurría en lugares cercanos al campamento base. Las sociedades de cazadores-recolectoras duraron más de cien mil años y debemos tener en cuenta que sus cerebros y los nuestros en la actualidad son prácticamente idénticos. Un período de tiempo tan largo puede explicar nuestras predisposiciones actuales, que se observan ya desde la primera infancia.
En otros animales la explicación más frecuente se refiere a la poliginia, un sistema de apareamiento en el que los machos promiscuos visitan diversas hembras en una sola temporada de reproducción por lo que el territorio por el que se desplazan es mayor que el de las hembras, cosa que no ocurre en los machos monógamos. Y solo en el primer caso se han encontrado diferencias de sexo en tareas de aprendizaje espacial cuando se han estudiado en condiciones controladas de laboratorio.
Carreras STEM y brecha de género
En la actualidad se sabe que las habilidades espaciales son cruciales en las disciplinas STEM, en las que existe una gran brecha de género. Por ejemplo, está bien documentado que las habilidades de visualización espacial tridimensional de los hombres son superiores a las de las mujeres, especialmente para las rotaciones mentales tridimensionales. En este sentido, en un interesante artículo publicado en La Vanguardia (17/03/2020), Mireia Furriol, presidenta de la Comisión de Equidad, Tecnología y Futuro de los Ingenieros Industriales de Cataluña, comentaba que resulta una constatación dolorosa que la presencia de la mujer en el mundo de la ciencia y la técnica es minoritaria. Según Furriol, “hoy más que nunca se hace necesario que la aplicación de la tecnología se construya desde la diversidad, porque si los algoritmos reproducen los sesgos de quienes los programan y la mayoría son hombres, corremos el peligro de que las aplicaciones o programas presentes y futuros tengan comportamientos sexistas”. Hoy vemos que la situación ha empeorado (La Vanguardia, 04/07/2022). Según Elisenda Bou-Balust, ingeniera de telecomunicaciones y premio Princesa de Girona, “en cuanto a las carreras STEM, sólo el 13% de los alumnos son chicas”.
¿Cómo se puede invertir esta tendencia? Investigaciones recientes han demostrado que son muchas las variables que pueden estar implicadas (familiares, sociales, biológicas…) por lo que el cambio no podrá ser de un día para otro y posiblemente requerirá de “intervenciones” específicas, desde el parvulario, si queremos acelerarlo.
Ejemplo de un excelente videojuego para la primera infancia, titulado…
Formas matemáticas de arena (Sandy Math Shapes, https://www.pinterest.es/pin/sandy-math-3d-shapes–687010118131402959/). Este videojuego, con figuras 3D, está centrado en la geometría y el sentido espacial. En Canadá se utiliza en la etapa de preescolar y enseña este tipo de figuras, sus nombres y qué aspecto adoptan cuando se rotan. ¡Todo ello mientras los infantes construyen divertidos castillos de arena! Cada vez hay más investigadores que opinan que este tipo de juegos pueden ayudar a reducir en edades tempranas las diferencias de sexo.
En conclusión
Solo dedicando más atención a las habilidades espaciales en el currículo escolar podremos ayudar a erradicar la brecha de sexo en el dominio espacial y, de resultas, en las carreras STEM. Nuestra magnífica tecnología actual, sin duda podrá facilitar este objetivo.
Lectura recomendada: Juan Pablo Amado (2022). 4 extraescolars que fomenten les STEM en la infància. Fulls d’enginyeria (Enginyers Industrials de Catalunya), número de diciembre.